Limpiar la lengua diariamente previene las bacterias y la halitosis
Estamos acostumbrados a oír hablar de la importancia de lavarse los dientes tres veces al día, utilizar el hilo dental y de realizar enjuagues con colutorio para tener una buena higiene bucodental, pero la limpieza de nuestra lengua también juega un papel crucial a la hora de prevenir la creación de bacterias y la aparición de halitosis o mal aliento.
Es un músculo que interviene en todas las funciones importantes de nuestra cavidad bucal, como la masticación, la deglución, el habla o el sabor. Pero su dorso rugoso y la superficie, llena de papilas gustativas, tienden a acumular restos de alimentos después de cada comida. Esto provoca la aparición de bacterias y, por lo tanto, puede derivar en caries dentales o enfermedades periodontales, como la gingivitis o la periodontitis.
¿Cómo saber si la lengua está limpia?
Saber si tu lengua tiene una buena higiene es muy sencillo. Lo primero que debes hacer es, frente a un espejo, abrir la boca y observar el color de tu lengua. Si presenta un tono rosado, todo está en orden: está sana y, además, limpia.
Por el contrario, si tiene una capa blanquecina o amarillenta, significa que hay una falta de higiene y que, por tanto, hay bacterias y, seguramente, mal aliento. En ese caso, cuando empecemos a limpiarla de forma habitual, este problema desaparecerá. Si no desaparece, es posible que se trate de un síntoma de otra afección, como una candidiasis oral, una leucoplasia o un liquen. Si es así, es necesario acudir a tu dentista para que diagnostique el problema y determine el tratamiento adecuado.
¿Cómo limpiar la lengua correctamente?
A la hora de limpiar la lengua, podemos optar por dos opciones muy sencillas, que no nos llevarán más de uno o dos minutos.
La primera es utilizar un raspador lingual. Los hay de diversos tamaños y formas, así que podrás optar por aquel que te resulte más cómodo de utilizar y, si tienes dudas, podrás consultarlo con tu dentista.
La segunda opción es usar un cepillo de dientes que incorpore también raspador. Este complemento, en la actualidad, está presente en la mayoría de los cepillos, tanto manuales como eléctricos. Pero, sobre todo, debemos evitar realizar el raspado lingual con las cercas convencionales, ya que estas están pensadas para los dientes, que son más duros, y no para una superficie o un músculo más sensible, como la lengua.
Elijas el método que elijas, el procedimiento de limpieza será el mismo. Debes raspar la lengua, de forma suave, con movimientos de dentro a fuera, para que los restos de comida acumulados salgan. Deberás repetir esta acción varias veces, tanto por la superficie como por los laterales, y enjuagando el raspador tras cada pasada.
Para que la limpieza sea efectiva, es necesario llevarla a cabo, al menos, una vez al día, especialmente antes de irnos a dormir, ya que durante la noche se reducen los niveles de segregación de saliva y, por tanto, se acumulan más bacterias en la boca.